
24 de junio: el día en que honramos a quienes salvan vidas
No todos los héroes llevan capa, pero muchos sí visten chaleco, casco, botas y cargan una camilla o una cuerda en la mano. Cada 24 de junio, el mundo debería detenerse, al menos un momento, para reconocer a esas personas que corren hacia el peligro cuando todos los demás huyen: los rescatistas.
El Día Internacional del Rescatista no es solo una fecha simbólica. Es un recordatorio de la entrega absoluta de paramédicos, bomberos, personal de Protección Civil, brigadistas, voluntarios y hasta binomios caninos, que enfrentan colapsos, incendios, inundaciones, terremotos o accidentes viales con una sola misión: salvar vidas.
Esta conmemoración se inspira en los valores que surgieron tras la Batalla de Solferino en 1859, cuando Henri Dunant —fundador de la Cruz Roja— quedó impactado por la cantidad de heridos abandonados y decidió organizar asistencia con ayuda de la población civil. De ahí nació una ética que hoy recorre el mundo: la de no dejar a nadie atrás.
En México, recordamos con cariño y respeto a figuras como Frida, la perrita rescatista de la Marina que con sus patitas recorrió los escombros tras el sismo de 2017. Y también a miles de mujeres y hombres que, sin reflectores, atienden emergencias día con día, muchas veces en condiciones precarias, con recursos limitados y jornadas interminables.
Reconocer su labor no debería ocurrir sólo cuando hay tragedias. Este 24 de junio, más que felicitarlos, toca exigir que tengan el equipo necesario, la capacitación constante y el respaldo institucional que merecen. Porque cuidar a quienes nos cuidan también salva vidas.
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