A 54 años del Halconazo, la memoria sigue marchando

Un día como hoy, pero de 1971, la Ciudad de México fue testigo de una de las represiones más brutales del siglo XX. Estudiantes de la UNAM y el IPN fueron atacados mientras marchaban en apoyo a la Universidad de Nuevo León, exigiendo democracia, libertad y educación pública. No imaginaban que serían emboscados por un grupo paramilitar: los Halcones.

Los Halcones, entrenados y financiados por el gobierno, dispararon sin piedad en la zona de la Normal. Al menos 120 jóvenes murieron. Las autoridades observaron sin intervenir. Fue un acto de Estado, aunque nunca se asumió como tal. El entonces presidente Luis Echeverría se deslindó y los responsables directos nunca enfrentaron justicia.

Cinco décadas después, el eco de aquellas balas sigue resonando. Este lunes, 10 de junio de 2024, mil 300 personas marcharon en memoria de los caídos. La movilización partió de la estación Normal hacia el Zócalo. Aunque hubo algunas pintas y piedras lanzadas por encapuchados, el saldo fue blanco. La Jefa de Gobierno, Clara Brugada, desplegó 400 efectivos de la SSC y brigadas de diálogo para garantizar la seguridad.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reconoció en 2001 que los derechos a la vida, la expresión y la protesta fueron violados en el Halconazo. Se creó entonces una fiscalía especial que, tras cuatro años, no ofreció resultados. Hoy, esa deuda permanece.

Recordar el 10 de junio no es sólo mirar atrás. Es preguntarnos qué tan lejos estamos de garantizar la libertad de protesta y el respeto a los derechos humanos. Es reafirmar que la historia de este país también se escribe desde la calle, con consignas, carteles y pasos que no se detienen.