
Irán responde con misiles a EU y enciende la mecha en Medio Oriente
La tensión en Medio Oriente alcanzó un nuevo punto de quiebre. En un movimiento calculado y con fuerte carga simbólica, las Fuerzas Armadas de Irán confirmaron el lanzamiento de al menos diez misiles contra la base aérea Al Udeid en Qatar y otras instalaciones estadounidenses en Irak, como respuesta directa a los bombardeos perpetrados por Estados Unidos sobre tres plantas nucleares iraníes.
El gobierno iraní no dejó lugar a dudas: el ataque fue presentado como un acto de represalia “proporcionado”, igualando el número de misiles al de las bombas utilizadas por Estados Unidos. “Al Udeid es su activo más valioso en la región”, afirmaron las autoridades militares iraníes, dejando claro que el mensaje era tanto estratégico como simbólico.
Aunque Qatar informó que los proyectiles fueron interceptados y que no se reportaron víctimas, el impacto político del ataque fue inmediato. La base Al Udeid alberga a más de 10,000 efectivos estadounidenses y es clave para las operaciones del Comando Central en la región. Su ataque, aunque contenido, no pasó desapercibido.
El Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní respaldó el operativo como una “respuesta legítima” a lo que calificó de “acto descarado de agresión”. En tanto, Estados Unidos ha elevado su nivel de alerta, y el presidente Donald Trump convocó a una reunión de emergencia con el alto mando militar.
Desde Bruselas, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, recordó que los miembros de la alianza han sostenido históricamente que Irán no debe desarrollar armas nucleares, al tiempo que urgió al régimen a cumplir con el Tratado de No Proliferación Nuclear.
El ataque reaviva temores globales de una escalada mayor. Arabia Saudita y Bahréin cerraron su espacio aéreo como medida precautoria, y analistas advierten que el conflicto podría desbordar el terreno militar. Las próximas horas serán determinantes.
¿Lo que sigue?
Estados Unidos y sus aliados evalúan sus opciones. Desde nuevas sanciones hasta operaciones militares o, en el mejor escenario, una ventana diplomática que frene la escalada. La comunidad internacional observa con cautela una región al borde de un nuevo conflicto de gran escala.
¿Hay posibilidades de paz?
Aún es pronto para decirlo. Si ambos actores respetan sus líneas rojas —no impactar civiles ni extender el conflicto a terceros países—, el diálogo podría tener un resquicio. Pero basta un error, una provocación no contenida, para detonar una guerra sin retorno. Medio Oriente vuelve a ser el tablero más volátil del planeta.
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