¿Qué los trae hasta el Zócalo de la CDMX?: normalistas de Mactumactzá no claudican

Jesús Alain Vázquez Pérez tenía 21 años, sueños de maestro rural y un profundo compromiso con la lucha social. El 15 de mayo murió durante una persecución en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, cuando elementos del grupo policiaco “Pakal” lo siguieron tras una protesta. Las autoridades dijeron que fue un accidente. Sus compañeros de la Escuela Normal Rural Mactumactzá aseguran que fue asesinato.

Desde entonces, la indignación ha sido combustible. Integrantes de la Sociedad de Alumnos Dr. Belisario Domínguez —organismo estudiantil que resguarda la memoria de líderes como Lucio Cabañas o Genaro Vázquez— se movilizaron, primero en Chiapas y ahora en el corazón de la capital del país.

Durante los últimos días, marcharon del Ángel al Zócalo, levantaron carpas, consignas y denuncias. Exigen que se reabra el caso bajo la línea de feminicidio y uso excesivo de la fuerza, y que el gobierno federal asuma el control de la investigación. En su lista también figura el fin a la criminalización de las normales rurales, la reparación integral y garantías de no repetición.

Dicen que la camioneta en la que viajaba Jesús Alain fue baleada. Que hay casquillos, peritajes ignorados y funcionarios omisos. Que los silencios oficiales pesan más que el plomo. El caso, afirman, recuerda que ser joven, pobre y organizado en México sigue siendo una sentencia de riesgo.

El movimiento lleva el nombre de una larga resistencia. Mactumactzá es una de las 17 normales rurales del país, donde se forman profesores para comunidades marginadas. Su historia se teje con represión, pero también con dignidad: la Sociedad de Alumnos que hoy encabeza la protesta honra ese legado.

Sus miembros exigen algo simple y monumental: que no se borre el nombre de su compañero con una versión oficial mal contada. Y que las autoridades entiendan que no están solos, que los ojos del país también miran.