#Undíacomohoy pero de 1994, la ONU alertó sobre la violación masiva a musulmanas

En  1994, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU emitió un informe que marcó un antes y un después. En él se alertó sobre una práctica horrenda y sistemática: el uso de la violación como arma de guerra en Bosnia-Herzegovina. 

Según las estimaciones oficiales, entre 20 000 y 50 000 mujeres y niñas —principalmente musulmanas bosnias— fueron atacadas por fuerzas serbias durante el conflicto, como parte de una política de limpieza étnica .

El informe no solo expuso la magnitud de los crímenes, sino que los definió como “instrumento deliberado de terror” enfocado a sembrar miedo, humillar comunidades y destruir tejidos sociales . Fue el primer reconocimiento a gran escala de violaciones masivas en un conflicto, al mismo tiempo que el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) comenzaba a señalar estos actos como crímenes contra la humanidad 

El brutal patrón incluyó campos de violación, en zonas como Foča y Grbavica, donde mujeres fueron secuestradas, torturadas y utilizadas como armas vivientes del conflicto. Aunque la cifra exacta aún es incierta, la ONU hablaba de al menos 20 000 víctimas y otras fuentes llegaban hasta 50 000 .

Este reconocimiento generó un cambio legal profundo: por primera vez, la violación fue tipificada como crimen de guerra y herramienta de limpieza étnica en tribunales internacionales. El TPIY condenó a varios comandantes, lo que sentó un precedente jurídico de gran valor.

Hoy, casi tres décadas después, las secuelas persisten. Muchas sobrevivientes siguen en situaciones de vulnerabilidad y el estigma social persiste . Activistas recuerdan la urgencia de mantener viva la memoria y la justicia, para que actos de esta escala nunca se repitan.

“Lo que sigue” es consolidar la rendición de cuentas: garantizar que los responsables rendan cuentas ante una justicia efectiva, apoyar a las víctimas en su recuperación y asegurar que la violación en los conflictos nunca más sea tolerada ni minimizada. La historia nos llama a no olvidar sino a transformar el dolor en lección global.

Las víctimas de Bosnia fueron pioneras en visibilizar cómo la violencia sexual se convierte en instrumento de guerra. Hoy, su legado exige justicia, reparación y prevención en conflictos futuros.